jueves, 30 de diciembre de 2010

Las quejas de un neoliberal. Por rosa maría artal

Por rosa maría artal

Forges. El País

Empieza a ser francamente molesto que se nos acuse a los liberales de todos los males de la sociedad. Nosotros lo que adoramos es la libertad. Muchos políticos socialdemócratas ya nos han entendido. La economía solo funciona en libertad y esos ajustes que están resultando “impopulares”, subidas de precios, mercado laboral como debe ser -mayor rendimiento para nosotros que somos los que invertimos y menos costo- van en el buen camino. Es la única forma de que funcione la economía. La búsqueda egoísta del bien individual que decía el bueno de Adam Smith repercute al final en una mejora de toda la sociedad. No somos “malos”, y resulta ya más que irritante esta incomprensión, todo lo hacemos por el bien nuestro naturalmente, pero igualmente por el bien de ellos.

Una persona que recibe ayudas y subvenciones, bien pagada, con buenos servicios, carece de estímulos y no progresa. Se duerme a la bartola. No, no puede ser, la sociedad mejora en la precariedad. Uno tiene que buscarse las castañas. Nada te lo dan hecho, bueno, salvo la herencia de papá quizás, que sí, viene bien. Pero siempre ha habido clases ¡no te fastidia! Algunos de éstos que hoy se quejan, si espabilan, gozarán del mismo éxito que nosotros.

Vergara.Público

El negocio es lícito ¡faltaba más!, es la esencia del ordenamiento económico. Hay grandes posibilidades de beneficio en multitud de sectores que la izquierda fracasada se empeñó en gestionar para todos, y tan mal en muchos casos. El espacio aéreo, las loterías, las agencias de colocación, máxime ahora que hay tanto paro. Menos mal, ya digo, que Zapatero y su gobierno, al menos, lo han entendido. Se juegan mucho en realidad. Nos debe dinero. No importa por qué, los problemas se acometen tal cual están, no en su génesis. No es rentable la pérdida de tiempo. Y, vale, sí, rescataron el sistema financiero con fondos públicos ¿Pero qué hubieran hecho sin nosotros? Todo se hubiera ido a pique. Y ahora hay que pagar, con el dinero no valen los sentimentalismos.

El Roto. El País

¿Que nos aprovechamos de contactos y amistades para obtener contratos? Naturalmente, el liberal se encontró a sí mismo el día que descubrió la familia, los amigos y las tradiciones. Y, sí, ¿Para qué vamos a pagar más impuestos si podemos pagar menos? Cualquiera en su sano juicio lo haría.

Fontdevila. Público

Hay críticos incorregibles que nos atribuyen el que haya gente que se muere de hambre, o que tenga que apretarse el cinturón ¡Que espabilen! Y si no sobreviven tampoco es un problema fundamental, y tiene la ventaja añadida de que ya no forman parte de la ecuación perfecta.

Porque la economía es el sistema, dejémonos de historias. Es un modelo matemático perfecto. Todos esos países que se han ido a la mierda por aplicar nuestras teorías lo han hecho por desviarse de la excelencia. Todos, todos, los países siguen estando demasiado regulados. El Estado tiene que estar para pagarnos cuando hay fallos, pero poco más, es una traba para el desarrollo, para el negocio.

Y, sí, debo admitir que el modelo matemático perfecto a veces comete errores porque no contamos con un factor muy irracional: el humano, que tiene un comportamiento variable, no exacto como debe ser.

Elrich. El País

Vamos, que algunos asalariados si no disponen de un empleo, dinero para comprar, a veces, en lugar de espabilar por sí mismos, entran en protestas y violencia. No rodos claro está, la mayoría no, pero hay algunos muy intransigentes. Y llegan a meter miedo a los políticos que en algunos casos terminan hasta por achantarse y rectificar. Ay, el miedo es una herramienta esencial para aplicar las reformas. Hay que amedrentar más a esos eslabones entre nosotros y el pueblo. Hacerles ver que rescatamos el país en un pis pás y entonces sí va a saber toda esa chusma lo que vale un peine. Lo han entendido bien. Saben además que si la cosa se pone fea realmente, tienen que prescindir del coche oficial, las comidas, los viajes, los teléfonos, las reverencias. Ahora ya, casi todos con poder, son de los nuestros. Es muy fácil aplacar las iras del populacho: se reprimen. Hasta donde haga falta.

Fontdevila. Público

La mala fama, de todos modos, también nos viene de los abusos de nuestra gente. Oye, que les abres la bolsa y algunos entran a saco. Se llevan el dinero a manos llenas. Ha pasado tantas veces, en Chile que tan bien nos estaba saliendo, en Rusia… La gente no es problema sustancial, se les enchufa la tele, los periódicos, los anuncios, se les brinda todo lo que podrían tener y ni se enteran. Unos pocos solo, y ya digo, se les reprime y santas pascuas. En el fondo, hemos sido nosotros mismos con la avaricia y la corrupción quienes más de una vez hemos fastidiado el sistema. Es el factor humano, ya digo. Un problema, por el momento, irresoluble ¿Cómo se podría erradicar?

Da disgustos esta gente que se queja. Bueno, molestias, como decía, tampoco vamos a exagerar. Menos mal que ya viene la parienta del super con las botellas de Moet Chandon, los jamones de pata negra, los corderos enteros. ¿Quién no quiere cenar así en Nochevieja? Que espabilen. Desde luego, rechazo taxativamente que sea nuestra la culpa que nos atribuyen.

El Roto. El País

domingo, 12 de diciembre de 2010

¿A quién benefician las últimas medidas económicas del Gobierno?

¿A quién benefician las últimas medidas económicas del Gobierno?Miguel A. Luque Mateo – Universidad de Almería (Attac 12/Diciembre/2010)


El caos aeroportuario y el estado de alarma han impedido un debate sosegado sobre las últimas medidas aprobadas y anunciadas por el Gobierno con el repetido propósito de dar confianza a los mercados, fomentar la actividad empresarial y el empleo y bajar los impuestos. Entre otras, destacan: a) la supresión de las ayudas de los 426 € a los desempleados sin ninguna cobertura; b) la privatización parcial de AENA y “Loterías y Apuestas del Estado”; c) la subida del impuesto sobre “el tabaco”; d) la rebaja en el Impuesto sobre Sociedades; e) la eliminación de la exigencia del mantenimiento del empleo para la aplicación de determinados beneficios fiscales; f) la exención tributaria de las operaciones de creación y capitalización de empresas; g) la supresión de la obligatoriedad de pagar a las Cámaras de Comercio; h) la agilización en la constitución de sociedades; i) la eliminación de la obligatoriedad de publicar en la prensa escrita los actos adoptados por las sociedades.

En mi opinión, estas medidas no son las más idóneas para los objetivos previstos. En realidad constituyen un nuevo retroceso del Estado del bienestar ante la presión de la oligarquía política-económica-bancaria que se esconde detrás de eso que llaman “los mercados”. Seguidamente expongo algunas razones:

Difícilmente puede fomentarse la creación de empleo eliminando la exigencia de que las empresas tengan que mantener el empleo para poder aplicarse determinados “beneficios fiscales”, como la libertad de amortización para inversiones nuevas y un tipo de gravamen reducido del 20%. ¿Se premia el despido? Además, hace un año se adoptaron similares medidas y las consecuencias son conocidas: aumento de medio millón de personas paradas y de 155.800 hogares más en los que todos sus miembros activos se encuentran en paro.

Los impuestos, en general, no se bajan. Sube el “del tabaco”, que es indirecto y más injusto (aunque se disfrace de medida sanitaria) y sólo disminuyen los de las medianas y grandes sociedades -no tanto los de las pequeñas-, salvo que por pequeña se entienda la que presenta 1.700 millones de volumen de negocio y 50 millones de beneficio neto (de las antiguas pesetas). Además, serán las Sociedades Anónimas y las que cotizan en bolsa las verdaderas beneficiadas de la ampliación del régimen de libertad de amortización para inversiones nuevas, la exención en el Impuesto sobre Operaciones Societarias, la eliminación de la pertenencia obligatoria a las Cámaras de Comercio y la supresión de la obligación de publicar sus actos en los periódicos.

- Se privatiza lo poco rentable que queda: la mitad de la última joya pública empresarial –AENA- y el 30 % de “Loterías y Apuestas del Estado” a cambio de un precio que no llega ni a 15.000 millones de euros. Sin entrar en la discutible cuantía o en la previsible destrucción de empleo, se renuncia a la obtención de unos ingresos patrimoniales anuales, que pasarán a los bolsillos de esa oligarquía.

Por otro lado, la eliminación de la ayudas de 426 € para los parados sin ninguna prestacióncondenará a la marginación, la delincuencia o la beneficencia a cientos de miles de personas. (Adviértase que el dinero público facilitado a los bancos podría prorrogar más de 175 veces estas ayudas).

Se ha derrumbado el estilo de vida y de economía basado en la especulación inmobiliaria y el endeudamiento a todos los niveles. Pero, mientras esa oligarquía bancaria-económica-política ha “enjuagado” sus pérdidas con las “mil millonarias” ayudas públicas concedidas, los ciudadanos y las pequeñas empresas se encuentran en una situación insostenible, sin acceso al crédito. Además, se han subido los tributos que afectan a la mayoría de la población (IVA, IRPF, Impuestos sobre las “gasolinas” y el “tabaco”, tasas, etc.), y se le han bajado a los más ricos –Patrimonio, Sociedades, SOCIMI, SICAV-. Por último, con la amenaza de no comprar la deuda pública existente en gran medida por haberlos ayudado, esa misma élite exige el desmantelamiento y el desprestigio de lo público (congelación de las pensiones, aumento de la edad de jubilación, reducción del sueldo de los funcionarios, eliminación de la retroactividad en prestaciones por dependencia, supresión del cheque bebé, recorte de la inversión y de las ayudas públicas, abaratamiento del despido, etc.) con el objetivo de privatizar cualquier parte del pastel que les pueda ser rentable (planes de pensiones, sanidad, transportes e infraestructuras, educación, juego, intermediación en las ofertas y demandas de empleo, etc.).

Ante este situación no podemos quedarnos impasibles. Exijamos a) la supresión de los privilegios de los políticos, de forma que lo que aprueban a los demás les afecte a ellos mismos (piénsese que un diputado o senador opta a la pensión máxima con 7 años en el cargo, mientras que un trabajador necesita 35); b) la declaración de patrimonio obligatoria para todos, evitándose los testaferros; c) la eliminación de los paraísos fiscales, y d) el establecimiento de un impuesto a las transacciones financieras. Presentemos una respuesta unida ante cualquier nuevo recorte para no tener que parafrasear la expresión: vinieron a por los pensionistas y como yo no era pensionista no hice nada, vinieron a por los trabajadores y como yo no era trabajador no hice nada, vinieron a por los funcionarios y como yo no era funcionario no hice nada, vinieron a por mí y ya no quedaba nadie para protestar”.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática

Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática



El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios

1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética.
“Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto 'Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.


3. La estrategia de la gradualidad
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4. La estrategia de diferir
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.


5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.


6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…


7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…


9. Reforzar la autoculpabilidad
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Irlanda como ejemplo (Juan Torres López)

Irlanda como ejemplo


Durante muchos años el "ejemplo" irlandés estuvo de moda y se ponía constantemente a los demás países: la política de bajos impuestos sobre el capital (casi la mitad de la media europea), la amplia liberalización de la actividad económica y las privatizaciones, la moderación salarial y las grandes facilidades a los capitales para que pudieran actuar a su antojo se consideraban la clave de su éxito y lo que debería hacer cualquier otra economía que quisiera ser tan próspera y dinámica como el "tigre celta" de entonces. Claro que se estaba hablando de un éxito que solo se medía por el incremento vertiginoso del PIB pero no en disminución de las desigualdades o de la brecha de los estándares de bienestar del país respecto a la media europea.
Los gobiernos conservadores facilitaban la actividad de los bancos que se dispusieron a crear deuda y a financiar la actividad especulativa sin freno sin que a ni uno ni otro preocupara la generación de burbujas inmobiliarias o la escasa base real del crecimiento que se generaba.
En realidad, lo que estaba haciendo Irlanda no era otra cosa que aplicar como un alumno aventajado las políticas de ajuste estructural que el Fondo Monetario Internacional venía proponiendo desde hacía años para favorecer el incremento de las rentas del capital. Y por eso el Fondo aplaudía lo que se estaba haciendo allí afirmando que sus políticas económicas ofrecían lecciones útiles a otros países (FMI. IMF Concludes 2004 Article IV Consultation with Ireland).
Como venimos diciendo muchos economistas críticos estas políticas neoliberales fueron la causa real de la última crisis y por eso no fue ni mucho menos una casualidad que el alumno europeo que las aplicó más fielmente fuese precisamente el primero que entró en recesión en 2008 cuando se desencadenó la crisis de las hipotecas basura. Como tampoco es casual que la economía que primero aplicó los planes de austeridad como respuesta frente a la crisis sufra ahora un nuevo latigazo.
En realidad, Irlanda es en estos días una especie de laboratorio que permite comprobar el efecto de las políticas neoliberales de austeridad que impone el fundamentalismo dominante desde hace años en Europa.Aunque ahora muy pocos los recuerdan, Irlanda aprobó antes que nadie un gran programa de austeridad y recortes: hasta el 20% redujo los sueldos de los funcionarios y un 10% las prestaciones sociales, además de hacer lo mismo en un buen número de programas de gasto público y social. Aunque, eso sí, poniendo al mismo tiempo a disposición de bancos quebrados docenas de miles de millones de euros que pusieron por las nubes el déficit y la deuda del Estado.
Cuando tomó estas medidas, de nuevo el caso irlandés fue puesto como un ejemplo a seguir por los demás. Los medios de comunicación neoliberales, la Comisión Europea y por supuesto una vez más el Fondo Monetario Internacional alabaron su política de austeridad y recortes frente a la crisis.Este último organismo, haciendo otra vez gala de su desvergonzada forma de hacer pronósticos económicos, afirmó, para poder aplaudirlas así con aparente fundamento, que gracias a la aplicación de estas medidas la economía irlandesa crecería un 1% en 2009.
Sin embargo, su efecto real fue otro, como los economistas críticos habían pronosticado que iba a ocurrir allí o en otros países en donde se aplicaran: en 2009 el PIB de la economía irlandesa lejos de aumentar, bajó un 11%.
Con esa caída estrepitosa, con una reducción de la inversión del 30% y de más del 7% del consumo, la economía no pudo generar recursos suficientes, fue más difícil recaudar ingresos para hacer frente a la deuda y ésta siguió subiendo, lo que hacía, para colmo, que los mercados la castigaran subiendo los tipos a los que puede colocarse.
A eso se añade que al haber dejado sin llevar a cabo una verdadera reforma financiera la situación patrimonial de los bancos siguió agravándose y ahora les hace falta una nueva dosis de generosa inyección de liquidez para sacarlos a flote: unos 50.000 millones de euros más solo para ellos.
Cuando todo esto ha ocurrido, de la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional no ha salido ni la más mínima expresión de autocrítica: después de haber afirmado que lo que hacía Irlanda era ejemplar, no tienen nada que decir cuando su "modelo" salta por los aires, como era inevitable que ocurriera como evidente consecuencia de esas políticas. Al revés, se limitan a dar prisa para que se ponga a su pies y a advertir de antemano quién va a hacerse cargo de la factura: "La UE exigirá a Irlanda subidas de impuestos para devolver el rescate", titulan hoy los medios de comunicación europeos.
Irlanda es efectivamente un buen ejemplo. Pero de a dónde han llevado las políticas neoliberales antes de la crisis y dónde llevan ahora, cuando vuelven a imponerse en forma de austeridad presupuestaria, por un lado, y, por otro, de plena libertad y apoyo a los bancos para que sigan actuando a su antojo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

ECONOMISTAS NEOLIBERALES (Juan Torres López)

ECONOMISTAS NEOLIBERALES (Juan Torres López)

ECONOMISTAS NEOLIBERALES












La propuesta de reforma de nuestro sistema de pensiones que ha realizado un grupo de 100 economistas (la verdad es que todos ellos con un curriculum profesional muy brillante en sus respectivas áreas de especialización, aunque la mayoría claramente escorados en sus principios y perspectivas de análisis hacia los postulados neoliberales que están de moda desde hace tiempo) está empezando a mostrar no solo lo que puede haber de válido en su razonamiento sino también, como es lógico que ocurra, sus errores y limitaciones.

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domingo, 22 de agosto de 2010

La Economía: ¿pseudo ciencia?..Roberto Follari

La Economía: ¿pseudo ciencia? Roberto Follari (El Catoblepas • número 10 • diciembre 2002 )

Se concluye que la Economía es una ciencia a pesar de que muchos economistas, o algunos así autodenominados,no merezcan el nombre de científicos.

Todos los conocemos hasta el hartazgo: sus lugares comunes, propuestos como si fueran el efecto de una construcción científica, nos bombardean todos los días por la TV, y aún por la prensa escrita. Con la insistencia machacona de quien repite un dogma religioso, los vemos asumir pretensiones de expertos, y recomendarnos por enésima vez las recetas esperables, ésas que ya conocíamos antes de que las propusieran, y que son las mismas que ya les escuchamos mil veces, para los mismos problemas o para otros diferentes y aún opuestos. Nada importa, siempre se recomendará lo mismo: «hay que desregular la economía», «todos los males provienen de la intervención estatal», «hay que profundizar el ajuste», «hay que disminuir la presión tributaria», «se debe flexibilizar las condiciones laborales», «es necesario disminuir las cargas patronales»... ¿Las oyó alguna vez, verdad?

Los supuestos especialistas que enuncian estas estereotipadas soluciones antes de enterarse de cuál sea el problema, son por demás conocidos, ya que sus rostros nos asaltan por la pantalla chica todos los días. Conocemos a los internacionales, y siempre existen opacos epígonos locales. Pero poco importan sus nombres: nadie los extrañará cuando no estén, dado que son todos mutuamente calcados, y da exactamente lo mismo quién hable. Ninguno de ellos es capaz de establecer no digamos ya una heterodoxia, sino siquiera un matiz dentro del tedioso credo neoliberal en boga.

La epistemología –por fortuna– ha reflexionado acerca de qué puede llamarse conocimiento científico, y ofrece algunos criterios para deslindar a este del sentido común, la pura ideología, o la charlatanería vacua. Por ejemplo, el muy célebre Tomas Kuhn, en su La estructura de las revoluciones científicas, dejaba claro que en una toma de posición científica (lo que él llamara un «paradigma») existen supuestos extrateóricos, preconceptuales, que forman parte del horizonte de sentido de un momento dado, y dan su impronta a las teorías. Es decir: que no se adhiere a un punto de vista sólo por motivos racional/conscientes, sino también porque éste se ha «naturalizado» según el modo de ver hegemónico en un momento de la realidad social.

Siendo así (y los argumentos de Kuhn al respecto no son fácilmente refutables, basado en el caso de ciencias físiconaturales), habrá que sospechar que el repetitivo repertorio de los economistas a la moda: 1. No es neutro ni puramente objetivo, ya que ningún conocimiento lo es, menos aún en el plano de los hechos sociales; 2. Que ese punto de vista que se asume en la teoría, se corresponde con las formas de apreciación dominantes en el campo social. La tercera conclusión ya no es kuhniana, sino hija de lo enseñado desde las ciencias sociales: el punto de vista que predomina en la sociedad global es el de los sectores con mayor poder de capital económico y simbólico. De ello se deriva que las premisas supuestamente científicas de estos economistas clonados en sus conceptos, representan en realidad el punto de vista de los económicamente poderosos, de los beneficiados con la globalización capitalista.

Por supuesto, nuestros «expertos» tampoco han estudiado a filósofos de la ciencia como G. Bachelard, quien demostró largamente que la ciencia habla de lo real desde una teoría. Eso significa, que nunca describe lo real «tal cual es», sino que hace sólo una determinada interpretación. En cambio, ellos nos llaman a un supuesto realismo, según el cual las cosas son como ellos las proponen, inequívocamente. No parecen ni sospechar que representan sólo un punto de vista entre otros. Porque además de los liberales, han existido en economía los neoclásicos, los alentadores de la demanda como Keynes, los marxistas como Samir Amin. No hay solamente una teoría económica, y el habitual recetario en boga olvida que debiera dar cuenta de la provisoriedad de sus propios postulados, y obligarse a establecer explícitamente los argumentos que servirían para refutar teorías alternativas.

También –por cierto– las ciencias sociales no suelen incluir leyes causal-determinísticas (es decir, con probabilidad de ocurrencia 100%), sino tendencias. No puede hablarse de economía como si fuera una ciencia exacta. La economía –incluso la liberal– fue desde sus inicios economía política. Las supuestas leyes, operan (sólo probabilísticamente) mientras se mantengan las condiciones sociopolíticas en que funcionan. La teoría neoliberal (que no otra cosa es lo que repite la vulgata económica massmediática), no sirve para entender el funcionamiento del feudalismo, como no sirvió para comprender al denominado socialismo real. No señala las condiciones universales del funcionamiento económico, sólo es una interpretación del capitalismo, y por cierto, útil sólo para ciertas fases de éste (antes del recetario actual, se imponía el credo del Estado benefactor e intervencionista). Por ello, cuando se pretende estar sentando cátedra definitiva sobre muchos temas, se debiera advertir que apenas se está respondiendo a propuestas que tienen alcance limitado, en el tiempo y en el espacio, en cuanto a su posible validez.

Otro reconocido epistemólogo, Karl Popper (quien –por cierto– fuera un entusiasta defensor de los neoliberales), propuso su célebre «criterio de demarcación» para diferenciar ciencia de pseudociencia. Ello estaría dado por la puesta a prueba, vía de la experiencia, de las previsiones de la teoría. La que fallara –aunque fuera sólo en un caso– sería declarada falsa. Y la que simplemente no pudiera ser puesta a prueba, porque sus posiciones fueran tan generales que no resultara posible someterlas al tribunal de la experiencia, sería pseudociencia.

¿Cómo clasificar –de acuerdo con Popper– a nuestros desprevenidos economistas? Se ha mostrado hasta el hartazgo el fracaso de sus previsiones. ¿O acaso no se supone que los latinoamericanos íbamos hoy a estar en el Primer Mundo? (¡Y véase dónde estamos!) ¿O acaso si uno se sienta a tomar un café en un bar –en el caso argentino–, no nos interpelan hoy decenas de mendigos y precarios vendedores, cosa que ocurría mucho menos hace apenas una década? ¿Acaso no estamos –como regalo del neoliberalismo en todo el subcontinente, combinado con hipercorrupción– con acuciantes problemas de seguridad que nos llevan a vivir entre rejas, cuando la Latinoamérica del atacado Estado intervencionista era uno de los espacios más seguros del mundo?

El desastre de pobreza, desocupación y marginalidad actual, es fruto de las políticas neoliberales, como todo el mundo sabe a partir de sus responsables específicos en cada país. Sin embargo, ingeniosas piruetas retóricas permiten a los «expertos» echarle la culpa al exceso de presencia estatal. «Los problemas del liberalismo –proclaman insólitamente– se solucionan con más liberalismo.» De modo que producen desastres, y luego culpan a sus adversarios. No se hacen cargo de sus responsabilidades por las políticas de los últimos años (a las que han apoyado y promovido explícitamente), sino que siempre el problema es que subsiste –¿quizá ya lo adivinó Usted?– «exceso de gasto estatal». Y como aún no privatizamos la Casa de Gobierno o la actividad policial, siempre podrá decirse que hay un cierto monto de gasto estatal, y consecuentemente argumentar que resulta inevitablemente abultado y excesivo, de modo que se podrá en toda ocasión e invariablemente «demostrar» que esa es la causa del conjunto de nuestros males.

Ya Franz Hinkelammert, en su libro Crítica de la razón utópica, mostró estos mecanismos perversos en las supuestas explicaciones de los neoliberales, que hacen a su teoría imposible de refutar, ya que ningún hecho adverso parece ser asumido para negarla. Eso exactamente es pseudociencia –falsa ciencia–, según Popper; un autor, por cierto, afecto a un tipo de epistemología en la que tal vez creerían reconocerse muchos de nuestros «expertos».

Lo mismo sucede respecto de tantos otros dogmas que los videoeconomistas sustentan. Por ejemplo, que la primer libertad es la de mercado, y que por tanto libre mercado sería sinónimo de democracia. Pero sabemos que Pinochet fue quien con su sangrienta dictadura impuso el primer ensayo neoliberal en Latinoamérica. A pesar de ello (y contra toda evidencia) se sigue repitiendo el mensaje. También se afirma que la corrupción desaparece con la liberalización económica, como si no hubiésemos visto una monumental megacorrupción en los procesos de privatización argentinos o mexicanos, y tal corrupción no implicara siempre a un sector privado junto al funcionario estatal. En fin; pretenden pasar por ser la propuesta más renovadora, cuando sus representantes máximos (Tatcher y Bush) hace largo tiempo que están enterrados fuera del suelo político: en realidad, nuestros autores «se quedaron en el 89», y repiten la sobreutilizada letanía de la caída del Muro. Otro caso: nos enseñan cómo seguir el siempre laudatorio ejemplo de los Estados Unidos y su supuesto libre mercado absoluto, cuando todo el mundo conoce de los subsidios otorgados en ese país a sus productores agrícolas (uno de cuyos perjudicados –dicho sea de paso– somos los latinoamericanos con nuestras exportaciones).

Por fortuna, la economía es mucho más que esta superchería que durará mientras dure el auge del gran capital que la sostiene. Hay en la teoría económica presencia de pensamientos complejos, nociones alternativas y disímiles, ideas sobre la articulación entre lo social, lo político y lo económico (ver por ejemplo, los trabajos de Klaus Offe, o los del Premio Nobel Amartya Sen). Ciertamente, la economía es una ciencia. Como tal, está hecha de teorías variadas, de constataciones empíricas y de preguntas abiertas. Y se sostiene a pesar de que muchos economistas –o algunos que así se autodenominan– no merezcan el nombre de científicos.

martes, 4 de mayo de 2010

Las lecciones del gobernador del Banco de España.Juan Torres López. Ganas de Escribir


Fantástico artículo de Juan Torres López:

Las lecciones del gobernador del Banco de España.



El gobernador del Banco de España ha vuelto a intervenir en la vida pública, haciendo gala de que es una de las grandes figuras de la política española y no un simple técnico como dicen de sí mismos él y sus colegas. Y lo ha hecho también una vez más defendiendo las posiciones de la patronal y de los grandes bancos y grupos financieros a los que sirve. Mostrando igualmente que ni él ni la institución que gobierna son tan independientes como dice su estatuto.
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domingo, 18 de abril de 2010

¿Por qué no Banca Pública? Vicenç Navarro


Vicenç Navarro – Consejo Científico de ATTAC España


Una noticia que seguro Ud. no habrá leído en los mayores medios de información del país es la del movimiento que está ocurriendo en EEUU (centro de la crisis financiera), que goza de gran apoyo popular, que propone la creación de bancas públicas, tanto a nivel estatal como federal. En parte, ello se debe al enorme descrédito que la banca privada tiene en aquel país. Según las últimas encuestas, los bancos están entre las instituciones menos valoradas en la sociedad estadounidense. A pesar de las enormes cantidades de fondos públicos que los bancos han recibido, todavía hoy es difícil para las pequeñas y medianas empresas, así como para la mayoría de la ciudadanía, conseguir crédito bancario. En lugar de utilizar los fondos públicos para cumplir esta función social (el ofrecimiento de crédito), los grandes bancos han utilizado tales fondos para continuar con sus comportamientos especulativos (que causaron la crisis financiera) y para incrementar todavía más los salarios y bonos de sus directivos. Como consecuencia, la hostilidad de la población hacia los bancos se ha acentuado todavía más.

Pero la otra razón de que haya un número creciente de representantes políticos que, presionados por la opinión popular, estén proponiendo crear una banca pública es la experiencia positiva de la banca pública en aquellos estados que tienen bancos estatales públicos. De ellos el más conocido es el Banco Estatal del estado de North Dakota, fundado hace noventa y un años, cuyo capital inicial se basó en los impuestos y tasas estatales que continúan siendo la fuente principal de aquel banco. Según sus reglas internas, tal banco estatal tiene prohibido realizar inversiones en actividades especulativas, exigiéndosele, además, que invierta en el propio estado de North Dakota. Ha sido uno de los bancos más solventes y menos afectados por la crisis financiera que sufre el país. Y también uno de los pocos bancos que previno la burbuja inmobiliaria, evitando las hipotecas basura (subprime mortgages) en su práctica bancaria. Tal como escribe Ellen Brown en su libro Web of Debt, tal banco público es responsable de que aquel Estado no haya sufrido la escasez de crédito que han sufrido la mayoría de estados en EEUU.

Ello explica que muchos otros estados están pensando en constituir bancos públicos similares. Ha aparecido, así, una ola de propuestas en los parlamentos estatales de varios estados (Vermont, Virginia, Michigan, Washington State), que proponen el establecimiento de bancos estatales públicos. Todas estás propuestas responden al hartazgo de la población hacia el sistema bancario actual y la utilización de fondos públicos para salvarlo. Reproduciendo el mismo enfado general, varios parlamentos estatales han prohibido que los fondos del estado se inviertan en bancos de inversión (Investments Banks) que consiguen sus beneficios a base de inversiones especulativas que ponen en riesgo los fondos públicos.

Y otro dato importante, que tampoco habrá leído en los mayores medios de información y persuasión españoles es que se empiezan a escuchar voces en EEUU que están pidiendo también que se establezca un banco público, voces que están encontrando una gran receptividad en la calle, e incluso en algunos sectores del Congreso (que no han sido captados todavía por los lobbies de la Banca). Entre estas voces está la del Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, que en un artículo reciente en la revista The Nation indicaba que los 700.000 millones de dólares que se gastaron para ayudar a la banca, debieran haberse utilizado en establecer una banca pública, evitando así que EEUU tuviera el enorme problema de crédito que tiene hoy. Según Joseph Stiglitz este dinero podría haber supuesto la creación de un Banco Público, a partir del cual podría haberse alcanzado una actividad crediticia de 7.000 billones de dólares (siguiendo el criterio de seguridad de 1 a 10, incluso más conservador que el de 1 a 30 que ha sido la práctica bancaria generalizada). Tal cantidad significa una capacidad mucho mayor que la que hoy necesita el país. Concluía Stiglitz, en su artículo, que la ayuda a la banca no había sido, en realidad, una medida para facilitar el crédito, sino una intervención pública con el objetivo primordial de salvar a los banqueros y a los accionistas.

Estas noticias que Ud. no habrá leído en los mayores medios de información y persuasión españoles son muy relevantes para España también, pues la misma pregunta debiera hacerse en nuestro país. ¿Por qué el gobierno español ha invertido tanto dinero en salvar a la banca, con tan pocos resultados en facilitar el crédito? La población, así como los medianos y pequeños empresarios (los empresarios que crean más empleo en el sector privado en España), tienen enormes dificultades en conseguir crédito y ello a pesar de que el gobierno ha invertido enormes cantidades en ayuda a los bancos. Hubiera sido una medida mucho más eficaz y equitativa si el Estado español (con el dinero invertido en ayudar a los banqueros y a sus accionistas) hubiera creado un banco público, tal como, me consta, el Sr. Stiglitz sugirió a las autoridades españolas sin que, por lo visto, tuviera ninguna respuesta.

Y el hecho de que no lo hicieran es, una vez más, consecuencia del gran poder de la banca en España (el poder fáctico de mayor fuerza en nuestro país), liderado por el Banco de España, cuyo gobernador (nombrado por el gobierno socialista) es el máximo exponente del pensamiento liberal, pensamiento que ha causado la enorme crisis actual, y todavía hoy domina la cultura económica del país. La nacionalización de la banca o la creación de una banca pública es uno de los grandes tabúes, de los muchos que hay en la cultura política y mediática del país, que debiera desaparecer para permitir un auténtico debate sobre la situación bancaria en España, que, en contra de lo que promueve la sabiduría convencional en el país, necesita realizar cambios muy sustanciales en sus sistemas de propiedad, de gobierno y de funciones.

Artículo publicado en Sistema Digital.

sábado, 27 de marzo de 2010

REBELIÓN EN EL CIBERESPACIO (Federico Mayor Zaragoza)


A vuela pluma (V) REBELIÓN EN EL CIBERESPACIO

Federico Mayor Zaragoza

Hasta ahora era muy difícil para los ciudadanos expresar su opinión sin cortapisas. Las urnas -que ya es mucho- se están quedando en poco. La cantidad inmensa de información disponible, procedente de todo el mundo y en tiempo real, no puede amilanarnos y reducirnos a la condición de receptores impasibles.


Hoy sabemos... y no podemos quedarnos quietos, alucinados, cómplices. Cuando la conciencia global y el conocimiento nos urgen a no guardar silencio, cuando nos vemos "compelidos al supremo recurso a la rebelión...", según establece el luminoso preámbulo de la Declaración Universal, tenemos que expresarnos. Y ahora, con la moderna tecnología de la comunicación, no podemos seguir como testigos anonadados, atemorizados, distraídos por la omnímoda influencia recreativa y tergiversadora del poder mediático.

La participación de la gente tendrá lugar en el ciberespacio. Millones y millones de personas expondrán sus puntos de vista. Es decir, serán ciudadanos de las nuevas democracias en las que el poder emanará realmente del pueblo, como proclama el artículo 21/3 de la Declaración Universal.

Mejor prevenir que remediar. Estén atentos los poderes actuales, tan atareados en los temas de siempre, intentando convencer a los de siempre que ya no valen las fórmulas de siempre, que los caminos del mañana empezarán a ser trazados por muchedumbres en el ciberespacio. Sí, el gran cambio se avecina. El tiempo del silencio ciudadano ha concluido. Empieza la hora de la gente. De la nueva democracia a escala global y planetaria.

martes, 23 de marzo de 2010

¡Viva el Estado! Juan José Millás




Juan José Millás
– Comité de Apoyo de ATTAC España

El Consejo General del Poder Judicial, por poner un ejemplo, es una institución del Estado. Pero si se va la luz, el Consejo no puede funcionar, por lo que en buena lógica la red eléctrica debería ser otra institución del Estado. Es cierto que los jueces, como los particulares, pueden adquirir en la ferretería de la esquina, por equis euros, un generador doméstico. Pero las emanaciones de estos aparatos corrompen el ambiente y producen malos olores, que es lo que le falta a ese Consejo, como si no apestara ya sin ayuda de nadie. ¿Por qué entonces el Estado vendió la red eléctrica al mejor postor, que a su vez se la ha vendido a otros postores, de forma que ya no sabemos ni de quién es a ciencia cierta? Misterio.

Si la banca se va al carajo, nos vamos todos, incluido el Consejo de Ministros, a freír espárragos. A día de hoy, resulta imposible la pervivencia de un Estado sin banca (más aún que sin Ejército). Quiere decirse que ese negocio, o una parte sustancial del mismo, debería pertenecer al Estado. Hay más ejemplos, pero con estos dos basta. Cuando uno veía, durante el temporal sufrido recientemente en Cataluña, las torres de conducción de la energía eléctrica dobladas sobre sí mismas, como si estuvieran hechas de palillos de dientes, uno pensaba que era el Estado el que se encontraba por los suelos. De hecho, la gente sabe que lo que falló en esa situación no fue una empresa privada, sino el Estado, la suma de cuyas instituciones deben facilitar y permitir la vida en común. Del mismo modo que no se pueden subcontratar ni la policía ni los jueces ni el Senado o el Congreso, tampoco las infraestructuras fundamentales deberían estar en manos privadas. ¿Qué soberanía tiene un Estado al que pueden dejar a oscuras y sin calefacción desde fuera de sus fronteras? Ninguna. En fin, que a ver si hacemos algo.

Artículo publicado en El País.

domingo, 21 de marzo de 2010

Los pecados de Haití (Eduardo Galeano)

Los pecados de Haití (Eduardo Galeano)

La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.

Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:

-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:

-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.

Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado.

En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas.

En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".

Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".

En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.

La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.

Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.

La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.

Qué le dice un ‘broker’ a un cardenal (Isaac Rosa)




Qué le dice un ‘broker’ a un cardenal
Público: Isaac Rosa 20/03/2010




“Como prueba de mi profunda preocupación he escrito una carta pastoral sobre esta dolorosa situación de los abusos de menores.” -Benedicto XVI, Papa de la Iglesia Católica-

Lo contaré como un chiste, aunque no da risa: esto es un ejecutivo de Wall Street que entra en un bar. Se sienta junto a la barra y descubre a su lado, en un taburete y cabizbajo ante un whisky, a un cardenal del Vaticano, con su sotana, solideo y todos los adornos habituales.

“Monseñor, ¿se encuentra bien?”, pregunta el broker al purpurado, que suspira y habla en voz baja: “Regular, hijo, regular. No levantamos cabeza con los casos de pederastia. Cada vez salen más denuncias, y no ha hecho más que empezar. El Santo Padre está desesperado, no sabe qué hacer para salvar la imagen de la Iglesia. Estamos en crisis.”

“¿Crisis?”, responde el ejecutivo, sonriendo. “De eso yo sé mucho. ¡Crisis! Hace un año estaba yo como usted, hundido y pensando que era el final. Y míreme ahora. Tan tranquilo. Si quiere, puedo darle algunos consejillos.” El cardenal se gira y lo toma por los hombros: “Por favor, hijo, cuéntame cómo lo hicisteis.”

“Se lo explicaré con sencillez”, dice el ejecutivo, que saca su blackberry para mostrarle un powerpoint. “Lo primero es dejar claro que se trata de casos aislados, individuales, que nada tienen que ver con el funcionamiento del sistema. Nosotros culpamos a la codicia de unos cuantos; ustedes pueden denunciar la lujuria de unos pocos. Pero que los fieles tengan claro que no hay nada en el sistema católico que favorezca esos abusos. Ni el celibato, ni el secreto, ni las relaciones de dominación, ni la homofobia, nada. Todo es culpa de unos pocos pecadores, manzanas podridas que hay que apartar.”

“Segundo, propósito de enmienda. Ya me entiende. Prometan algo grande, generen expectativas: digan que van a refundar la Iglesia, que han aprendido la lección, que no volverá a pasar.”

“¿Crees que funcionará?”, pregunta el cardenal, con un brillo en los ojos. “Claro, padre. Nosotros ya hemos conseguido que la culpa de la crisis sea de los trabajadores, de sus sueldos y su baja productividad. Si me hace caso, en un año acabarán echando la culpa a los niños, por ir provocando. ¿Pedimos otra copa?”

jueves, 18 de marzo de 2010

¿Hasta cuándo se consentirá el saqueo? Juan Torres López

Juan Torres López-Ganas de escribir

Por si todavía tengo lectoras o lectores que no lo tengan claro, transcribo aquí las conclusiones de un estudio realizado por los profesor del IESE Pablo Fernández y Javier del Campo sobre la rentabilidad de los fondos privados de pensiones (Rentabilidad de los Fondos de Pensiones en España. 1994-2009 .

- "En los últimos 10 años, el 93% de los fondos del sistema individual obtuvo una rentabilidad inferior a la inflación y el 99,3% obtuvo una rentabilidad inferior a la de los bonos del Estado a 10 años".
- "De los 1.939 fondos con 5 años de historia, sólo 2 lograron una rentabilidad promedio superior al ITBM (Índice Total de la Bolsa de Madrid) y de los 286 fondos con 15 años de historia, ninguno logró una rentabilidad promedio superior al ITBM".
- "El resultado global de los fondos no justifica en absoluto la discriminación fiscal a favor de los mismos. En todo caso, el Estado podría “animar” a invertir en algunos (pocos) fondos de inversión, pero no indiscriminadamente en cualquier fondo de pensiones. En varios casos, los inversores en fondos de pensiones perdieron la desgravación fiscal que les regaló el Estado para inducirles a invertir en dichos fondos en menos de 5 años (vía comisiones e ineficiencias en inversión y gestión). El Estado puede tener alguna responsabilidad en las pérdidas que siguen sufriendo muchos contribuyentes pasados esos 5 años".
Y eso sin tener en cuenta el quebranto de losdos últimos años de crisis financiera.

Pues bien, estos planes son los que los bancos recomiendan a la gente, los que dice el Ministro de Trabajo que hay que suscribir, los que tienen apoyo fiscal porque los gobiernos ceden a las demandas de los bancos y entidades financieras que son los que se benefician de ellos, los que dicen que van a garantizar un complemento suficiente a las pensiones públicas... En fin, esos planes son el botín que los banqueros, con la complicidad de los gobiernos, le quitan día a día a los incautos que ingresan allí sus ahorros dejándose llevar por sus mentiras.
De nuevo hay que recordar a Bertolt Brecht cuando decía que lo inmoral no es robar un banco sino crearlo. Y de nuevo me pregunto hasta cuándo vamos a permanecer impasibles ante tanto engaño y ante tanto robo. Porque lo verdaderamente malo no es que estos fondos sean así de poco rentables para sus titulares sino que los grandes propietarios y los bancos sí que se forran con ellos. Y der ese inmenso saqueo es de donde nacen los grandes problemas de la economía mundial de nuestros días: la especulación, el deterioro del empleo y de la actividad económica, las crisis.
¿Hasta cuándo?

sábado, 6 de marzo de 2010

Socialdemocracia, fin de ciclo (Ignacio Ramonet)


Ignacio Ramonet – Consejo Científico de ATTAC España


Las ideas también mueren. El cementerio de los partidos políticos rebosa de tumbas en donde yacen los restos de organizaciones que otrora desataron pasiones, movieron a multitudes y hoy son pasto del olvido. ¿Quién se acuerda en Europa, por ejemplo, del Radicalismo? Una de las fuerzas políticas (de centro-izquierda) más importantes de la segunda mitad del siglo XIX, que los vientos de la historia se llevaron… ¿Qué fue del Anarquismo? ¿O del Comunismo estaliniano? ¿Qué se hicieron aquellos formidables movimientos populares capaces de movilizar a millones de campesinos y obreros? ¿Qué fueron sino devaneos?

Por sus propios abandonos, abjuraciones y renuncias, a la socialdemocracia europea le toca hoy verse arrastrada hacia el sepulcro… Su ciclo de vida parece acabarse. Y lo más incomprensible es que semejante perspectiva se produce en el momento en que el capitalismo ultraliberal atraviesa uno de sus peores momentos.

¿Por qué la socialdemocracia se muere, cuando el ultraliberalismo se halla en plena crisis? Sin duda porque, frente a tantas urgencias sociales, no ha sabido generar entusiasmo popular. Navega a tientas, sin brújula y sin teoría; da la impresión de estar averiada, con un aparato dirigente enclenque, sin organización ni ideario, sin doctrina ni orientación… Y sobre todo sin identidad: era una organización que debía hacer la revolución, y ha renegado de ese empeño; era un partido obrero, y hoy lo es de las clases medias urbanas acomodadas.

Las recientes elecciones han demostrado que la socialdemocracia europea ya no sabe dirigirse a los millones de electores víctimas de las brutalidades del mundo postindustrial engendrado por la globalización. Esas multitudes de obreros desechables, de neo-pobres de los suburbios, de mileuristas , de excluidos, de jubilados en plena edad activa, de jóvenes precarizados , de familias de clase media amenazadas por la miseria. Capas populares damnificadas por el shock neoliberal… Y para las cuales, la socialdemocracia no parece disponer de discurso ni de remedios.

Los resultados de las elecciones europeas de junio de 2009 demostraron su descalabro actual. La mayoría de los partidos de esa familia en el poder retrocedieron. Y los partidos en la oposición también recularon, particularmente en Francia y en Finlandia.

No supieron convencer de su capacidad para responder a los desafíos económicos y sociales planteados por el desastre del capitalismo financiero. Si faltaba un indicio para demostrar que los socialistas europeos son incapaces de proponer una política diferente de la que domina en el seno de la Unión Europea, esa prueba la dieron Gordon Brown y José Luis Rodríguez Zapatero cuando apoyaron la bochornosa elección a la Presidencia de la Comisión Europea del ultraliberal José Manuel Duraõ Barroso, el cuarto hombre de la Cumbre de las Azores…

En 2002, los socialdemócratas gobernaban en quince países de la Unión Europea. Hoy, a pesar de que la crisis financiera ha demostrado el impasse moral, social y ecológico del ultraliberalismo, ya sólo gobiernan en cinco Estados (España, Grecia, Hungría, Portugal y Reino Unido). No han sabido sacar provecho del descalabro neoliberal. Y los Gobiernos de tres de esos países -España, Grecia y Portugal, atacados por los mercados financieros y afectados por la “crisis de la deuda”- se hundirán en un descrédito e impopularidad aún mayores cuando empiecen a aplicar, con mano de hierro, los programas de austeridad y las políticas antipopulares exigidas por la lógica de la Unión Europea y sus principales cancerberos.

Repudiar sus propios fundamentos se ha vuelto habitual. Hace tiempo que la socialdemocracia europea decidió alentar las privatizaciones, estimular la reducción de los presupuestos del Estado a costa de los ciudadanos, tolerar las desigualdades, promover la prolongación de la edad de jubilación, practicar el desmantelamiento del sector público, a la vez que espoleaba las concentraciones y las fusiones de mega-empresas y que mimaba a los bancos. Lleva años aceptando, sin gran remordimiento, convertirse al social-liberalismo. Ha dejado de considerar como prioritarios algunos de los objetivos que formaban parte de su ADN ideológico. Por ejemplo: el pleno empleo, la defensa de las ventajas sociales adquiridas, el desarrollo de los servicios públicos o la erradicación de la miseria.

A finales del siglo XIX y hasta los años 1930, cada vez que el capitalismo dio un salto transformador, los socialdemócratas, casi siempre apoyados por las izquierdas y los sindicatos, aportaron respuestas originales y progresistas: sufragio universal, enseñanza gratuita para todos, derecho a un empleo, seguridad social, nacionalizaciones, Estado social, Estado de Bienestar… Esa imaginación política parece hoy agotada.

La socialdemocracia europea carece de nueva utopía social. En la mente de muchos de sus electores, hasta en los más modestos, el consumismo triunfa, así como el deseo de enriquecerse, de divertirse, de zambullirse en las abundancias, de ser feliz sin mala conciencia… Frente a ese hedonismo dominante, machacado en permanencia por la publicidad y los medios masivos de manipulación, los dirigentes socialdemócratas ya no se atreven a ir a contracorriente. Llegan incluso a convencerse de que no son los capitalistas los que se enriquecen con el esfuerzo de los proletarios, sino los pobres quienes se aprovechan de los impuestos pagados por los ricos… Piensan, como lo afirma el filósofo italiano Raffaele Simone, que “el socialismo sólo es posible cuando la desgracia sobrepasa en exceso a la dicha, cuando el sufrimiento rebasa con mucho el placer, y cuando el caos triunfa sobre las estructuras”.

Por eso quizá, y en contraste, está renaciendo hoy con tanta pujanza y tanta creatividad, un nuevo socialismo del siglo XXI en algunos países de América del Sur (Bolivia, Ecuador, Venezuela). Mientras en Europa, a la socialdemocracia le llega su fin de ciclo.


Artículo publicado en Le Monde diplomatique.