martes, 16 de junio de 2009

La Europa autista : Juan Torres Lopez

Transcribo totalmente este artículo de Juan Torres, y marco en negrita el
comentario de Barto.

___________________________________________________________________________
La Europa autista

Publicado en Sistema Digital el 12 de junio de 2009

Los resultados de las elecciones europeas son desoladores para los ciudadanos progresistas no solo por la victoria conservadora sino por la elevada abstención que muestra cómo el proyecto europeo se difumina cada vez más entre la desilusión y la apatía.
Pero no creo que nadie pueda sorprenderse.
Socialdemócratas y populares han votado juntos una gran mayoría de iniciativas parlamentarias claramente liberales e incluso pocos días antes de las elecciones una parte de los primeros anunciaba ya que apoyaría al candidato conservador Durao Barroso. Las corrientes más moderadas de la izquierda se han pegado tanto a los planteamientos neoliberales que apenas si mantienen diferencias notables con la derecha a la hora de gobernar Europa. Y es lógico, por tanto, que sus votantes potenciales se pregunten, sin encontrar respuesta positiva, para qué sirve ir a votar cuando su preferencia electoral está siendo constantemente traicionada.
Pero me temo que ni siquiera la derrota de la izquierda es lo peor que reflejan estas elecciones. El problema es que se consolida el proyecto europeo diluido y diluyente que siempre han querido imponer los grandes grupos industriales y financieros.
¿Qué interés van a tener para ir a votar los ciudadanos europeos que cuando votan lo que no conviene a los convocantes son llamados de nuevo hasta que salen los resultados que se desea obtener? ¿Y con qué ánimo hacerlo a un parlamento que cada vez que enmienda a la Comisión enseguida es corregido hasta que se logra sacar adelante lo que ésta ha decidido que sea aprobado? ¿Qué ilusión democrática puede deparar una Europa que no lo es? ¿Y qué impulso ciudadano va a recibir de las elecciones una Europa que cada vez disimula menos que no está concebida para ser de los ciudadanos?
A nadie puede extrañar que no se vote pero es que eso es justamente lo que van buscando los grandes centros de poder industrial y financiero.
La patronal europea (UNICE, BussinessEurope) o los grandes grupos de presión entre los que destaca la Mesa Redonda Europea de Industriales vienen diseñando paso a paso este proceso encaminado a convertir Europa en un simple mercado en el que exista la mínima intromisión política posible de los ciudadanos.
Sus propuestas sobre el acta única, sobre la agenda de Lisboa, sobre pensiones, sobre regulación industrial o medioambiental... se vienen traduciendo desde hace años en la letra exacta de las directivas europeas y ahora trabajan para que no haya norma en el continente que se aplique sin una evaluación previa de lo que llaman "impacto empresarial", lo que más o menos significa que no habrá manera de que en Europa se legisle en menoscabo de cualquiera de sus privilegios.
Su apuesta está siendo bien clara: una Comisión fuerte y sorda ante voces que no sean las suyas, sistemas de mayorías cualificadas que en la práctica impiden el gobierno democrático de los asuntos comunes, ampliaciones asimétricas que dificulten las alianzas y proporcionen mejores condiciones de aprovisionamiento laboral y, sobre todo, la inacción o la claramente insuficiente actuación ante los asuntos relevantes para los ciudadanos, como hemos visto que está ocurriendo en la crisis que vivimos.
La inteligencia que inspira a la Europa actual es la que proporcionan estas grandes empresas y los casi 1000 grupos de presión afincados en Bruselas frente a una clase política incapaz de hacerse notar y actuar como representantes auténticos de los ciudadanos.
Los tiempos que vendrán no van a ser buenos porque la derecha triunfante es una aliada natural de estos grupos y porque sus valores conservadores no ponen en peligro, sino más bien todo lo contrario, el status quo institucional que demandan los grandes industriales. Lo previsible es que se fortalezcan las medidas anti sociales, la aplicación de las directivas de servicios, el ataque a los derechos laborales y que siga incluso con más ímpetu la aplicación de medidas destinadas a desmantelar los ya de por sí débiles focos de resistencia bienestarista ante la retórica de la competitividad que en realidad solo consiste en facilitar la apropiación de rentas por parte del capital, como ha venido sucediendo.
De todo esto son responsables todas las familias de la izquierda que no han sido capaces de unirse, de crear un discurso común y de forjar una ilusión europea compartida. Pero me atrevo a pensar que lo es especialmente la izquierda que viene siendo lamentablemente cómplice de la derecha europea y silente ante el poder de los poderes fácticos que gobiernan Europa. Es la mayoritaria, la que ha tenido responsabilidades de gobierno y, por tanto, la que en mayor medida ha dilapidado ilusiones y cosechado fracasos y frustraciones.
Aunque es cierto que aún es pronto, lo sorprendente, sin embargo, es que esta izquierda (como también la más radical, por qué no decirlo) de por buena la derrota y que no anuncie una reflexión profunda sobre su papel en Europa, mucho más ahora que una crisis gigantesca ha puesto tan de evidencia a las políticas neoliberales.
Si la derrota sirviera para abrir un debate sobre la Europa social, sobre la necesidad de convertir a nuestro continente en un baluarte de la igualdad y la ciudadanía democrática, en un contrapeso cosmopolita frente al imperio, sobre la urgencia de que las izquierdas se entiendan y converjan en torno a un mismo lenguaje de respeto a su diversidad pero realmente transformador, ilusionante y movilizador, quizá hasta la propia derrota pudiera ser bienvenida. Pero si no se avanza en esa dirección y no se incide para evitar que la coyuntura de crisis se degrade y degrade a la sociedad, podemos prepararnos para un vertiginoso y preocupante giro a la derecha y hacia sus valores más reaccionarios que quizá destroce para siempre el sueño europeo.






Crisis de modelo
Barto (Unregistered) 2009-06-15 19:35:10

Excelente diagnóstico el que Juan nos ofrece en el presente artículo sobre la UE, extrapolable a otros niveles de la administración (nacional, autonómica o local), que pone de relieve algo más profundo que una crisis de la izquierda. A lo que estamos asistiendo realmente es al desenmascaramiento de un sistema, y nó precisamente por la labor de denuncia que los progresistas venimos realizando sino por la autoconfianza y prepotencia con que actúan la oligarquía y sus partidos compromisarios. Si bien es cierto que la democracia formal o representativa nunca fue una democracia real (al no existir vínculo jurídico alguno entre la voluntad del pueblo soberano y las acciones de sus representantes), ahora lo es todavía menos por el descaro con que la minoría social privilegiada y sus esbirros abusan del poder, o la facilidad con que pisotean los derechos e intereses de la mayoría social.
El poder de esas grandes empresas y 1000 grupos de presión instalados en Bruselas, ante los que la clase política se muestra impotente o receptiva, es el lógico resultado de un sistema político basado en la irresponsabilidad absoluta de los representantes políticos y la irrelevancia real y formal de la voluntad popular. Si existiera voluntad en la clase política de que fuera la voluntad popular en lugar de la voluntad de la oligarquía económica quien legitimara sus acciones, hace ya mucho tiempo que el derecho político giraría en torno a la figura del contrato de mandato de derecho privado. haciendo del programa electoral una oferta vinculante, y del voto la expresión del consentimiento en un contrato de adhesión, de donde se derivarían responsabilidades civiles y penales para los representantes políticos. Con un modelo de estas características, los grupos de presión no podrían lograr nada que no fuera respaldado por la voluntad popular en las urnas. Sin embargo, con el existente, la clase política corrupta puede lograr cualquier objetivo sin que tenga que dar cuenta a sus votantes ni responder ante la justicia.
No hace falta ser muy perspicaz para llegar a la conclusión de que este sistema político imperante en las democracias burguesas podría haber sido cualquier cosa menos una verdadera democracia por el carácter minoritario de la clase dominante. Hay que recordar que las democracias representativas nacieron como un sistema de sufragio restringido al servicio de las clases privilegiadas, que se convirtió en sufragio univrsal cuando la burguesía encontró en la teoría del mandato representativo la fórmula ideal para controlar el poder con el consentimiento de la mayoría social, cada día más alienada por la manipulación de poderosos aparatos ideológicos. La labor que estos vienen realizando viene a ser como los conservantes de los alimentos: deben estar siempre presentes para evitar la segura putrefacción y sus hedores inconfundibles. Por ello tiene doble mérito la permanencia en el poder de líderes como Hugo Chávez, Evo Morales o Rafael Correa, quienes, no sólo no cuentan con el permanente apoyo de falsimedia sino que, a ello hay que sumar, la labor de desgaste a base de falsedades, calumnias y medias verdades.
Yo a intelectuales como Juan les pediría que se mojaran más en las necesaria reforma de un sistema político hecho a medida para la defensa de los intereses de la burguesía. El modelo vigente sigue bien apuntalado por la contribución de pseudointelectuales y agoreros al servicio del modelo vigente. Uno de los argumentos más recurrentes es el de la inviabilidad de comprometer la acción de gobierno anticipadamente. Resulta que los particulares nos obligamos entre nosotros y ante la administración, cada día con mayor anticipación y con plazos más largos, mientras que se cuestiona la capacidad de quienes cuentan con poderes especiales (legislativo, ejecutivo y, de modo destacado, el presupuestario) para participar en ofertas vinculantes con los ciudadanos a través de programas electorales que, en lugar de reclamos propagandísticos, contuvieran ofertas contractuales redactadas con la misma precisión que si se tratara de un contrato de compraventa o servicios entre particulares.. Hay que acabar con tanta farsa. Estamos ante una crisis de sistema que requiere algo más importante que el entendimiento y la claridad de ideas en los partidos de izquierdas, sin que ello vaya a tener consecuencias respecto de las reglas del juego o modelo político que determina las alternativas de gobierno, la participación de los electores o la responsabilidad de los gobernantes.
. Además de a un grave problema institucional, responsable del desmedido poder de una clase social minoritaria, no podemos ocultar por más tiempo que nos enfrentamos a un grave problema de viabilidad de las ideologías que apuestan por el reparto de la riqueza, la igualdad, la solidaridad, la cooperación debido a la cada vez menor sostenibilidad ecológica (por no decir creciente insostenibilidad) del aprovechamiento de los recursos ante un imparable crecimiento demográfico. Corremos el riesgo de que el darwinismo social sea algo imparable por el simple argumento de que incluso un reparto equitativo de la riqueza podría no cubrir las necesidades de toda la población del planeta. En el fondo es esta presunción o certeza de que no hay recursos para todos, unido a un consumismo desaforado, lo que más está reforzando los postulados de la extrema derecha. Es tiempo de que la izquierda real realice profundas y resolutivas reflexiones si sus defensores no queremos quedarnos fuera de juego y en clara situación de inferioridad ante el adversario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario